Cuatro presidentes. Nicolás Maduro, Evo Morales, Cristina Kirchner y Rafael Correa han denunciado varios intentos de asesinato en su contra. Fotos: Archivo / EL COMERCIO TIEMPO DE LECTURA: 10' 24'' NO. DE PALABRAS: 1717 MARTÍN PALLARES. EL COMERCIO Sábado 28/09/2013 Hace exactamente un mes el Gobierno venezolano denunció un supuesto plan para asesinar al presidente Nicolás Maduro. Como evidencia mostró a tres colombianos que tenían una foto en la que Maduro aparecía junto al presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello. De no haber sido por la solidaridad que el mandatario boliviano Evo Morales expresó a su par venezolano, la noticia casi no se hubiera conocido en el exterior. No era de sorprenderse, pues se trataba de la denuncia de intento de magnicidio número once hecha por el gobierno, en lo que va de la corta presidencia de Maduro (cinco meses). Venezuela es un país donde las noticias sobre intentos de magnicidio son un hecho casi cotidiano. Si se analiza en el archivo del diario Últimas Noticias de esa nación se encuentra que durante 14 años ha habido al menos 52 intentos de asesinato al Jefe de Estado. De ellas 41 fueron en contra del difunto Hugo Chávez y 11 contra Maduro. Pero la oposición sostiene que solo contra Maduro el gobierno ha denunciado unas cuarenta. Las denuncias han sido hechas en las más variadas circunstancias. Alguna vez, durante la conmemoración de un aniversario más del natalicio de Bolívar, Chávez leyó una carta que -según dijo- le había enviado un amigo que "merodea por allá por Norteamérica" y que le avisaba de un plan para matarlo que estaba conectado con la OEA. Cuando ya estaba enfermo, Chávez supo que Cristina Kirchner también tenía células cancerígenas al igual que el paraguayo Fernando Lugo y el brasileño Lula da Silva. Entonces afirmó que sospechaba que tras todo aquello había un plan de EE.UU. que podía incluir a los presidentes de Bolivia y de Ecuador. "Bueno habrá que cuidar mucho a Evo, Evo cuídate, Correa cuídate, claro, uno no sabe (…) cuántas cosas no han desarrollado los países más poderosos", señaló Chávez. Maduro también ha abundado en supuestos intentos de asesinato a Jefes de Estado en países afines ideológicamente a Venezuela. En el último caso, dijo que quienes estaban tras acabar con su vida estaban relacionado con el plan de los EE.UU. para atacar a Siria. "Es una ofensiva imperial, camaradas (…) contra los países independientes que hemos levantado las banderas de un mundo multipolar", manifestó en tono grave. Pero si las denuncias en Venezuela son por decenas y nadie las toma en serio ¿para qué sirven? La oposición de ese país dice que es para distraer la atención de la población de temas importantes como la escasez de comida o la supuesta corrupción. Pero el psicólogo Axel Capriles sostiene la tesis de que el intento de magnicio no está dirigido a toda la sociedad, sino para cohesionar a los partidarios de la supuesta víctima. "Es una forma de mantener polarizada a la sociedad, porque siempre se está amenazado por el otro". Pero el tema del magnicidio no es exclusividad de Venezuela. Argentina es otro caso. En el 2010, el gobierno de ese país denunció el caso de un médico que había escuchado en un restaurante a un grupo de personas que estaban tramando un atentado en contra de Cristina Kirchner. En el 2009 también se "destapó" el caso "Maten a la yegua", según el cual en el helicóptero presidencial (aún vivía Néstor Kirchner) se recibían amenazas que dieron origen al nombre del caso. El Gobierno dijo entonces que se trataba de conspiraciones de grupos allegados a los acusados de las violaciones a los DD.HH. El tema también está en Bolivia. En abril del 2009, el presidente Evo Morales anunció que las fuerzas de seguridad habían abatido a tres extranjeros que estaban, según el Presidente, confabulados para matarlo junto al vicepresidente Álvaro García Linera. Un año antes, durante los días de agitación regional en el departamento de Santa Cruz, se denunció otro intento de magnicidio de dos hombres a los que se les relacionó con la "Unión Juvenil Cruceñista", al que Morales atribuyó "un plan siniestro". Estos planes fueron atribuidos a las fuerzas separatistas de esa región y a la derecha boliviana. Más recientemente Morales mostró su solidaridad a su par venezolano por el supuesto intento de magnicidio denunciado hace un mes. El Ecuador es otro caso. Luego de la revuelta policial del 30 de septiembre del 2010 el Gobierno sostuvo la tesis del intento de magnicidio. Uno de los acusados fue el coronel de Policía, César Carrión, quien era director del Hospital de la Policía aquel día. El Régimen acusó a Carrión de haber intentado matar al Presidente deliberadamente tras, supuestamente, haberle negado atención médica cerrando la puerta de acceso al hospital con un candado. Carrión estuvo preso seis meses sin que se le haya logrado probar nada. Incluso llegó a circular la versión, difundida por el Gobierno, del periodista Hólger Guerrero, quien dijo haber escuchado a Carrión, durante esos sucesos, decir que "le den cianuro a ese...", refiriéndose presuntamente al presidente Correa. Voceros del Gobierno también divulgaron la tesis de que Fidel Araujo, exmilitante de Sociedad Patriótica, había estado cerca del Hospital de la Policía con un chaleco antibalas y provisto de una cámara fotográfica capaz de disparar balas. Incluso se dijo que había un testigo que podía sostener que a Araujo se le había pagado para matar al Presidente. Araujo pasó asimismo seis meses en la cárcel. El juicio continúa. Alguna vez el propio Correa expresó sus sospechas de que el presidente Jaime Roldos (1979-1981) pudo haber muerto en un atentado y trazó un paralelismo entre él, Roldós y Eloy Alfaro al atacar a la prensa. "Cuando le peguen un tiro al Presidente ahí sí se van a rasgar las vestiduras y afirmar que siempre apoyaron a Correa como con Alfaro y Roldós", dijo en una sabatina. Dentro de un ciclo de cine dedicado al 30-S, organizado por el Gobierno, se hizo una exhibición del documental 'La muerte de Jaime Roldós' en el que se sostiene que hubo un atentado en contra del ex Presidente. Al día siguiente la agencia de Gobierno Andes tituló "El documental aclara las dudas del público ecuatoriano". En enero del 2013 apareció una nueva versión de intento de magnicidio en Ecuador. El periodista chileno Patricio Mery vino al país y presentó una denuncia que fue recogida por medios del Gobierno, como la agencia Andes. Dijo tener pruebas de que la CIA tenía un supuesto plan para asesinar al presidente Correa en represalia por haber sacado la base aérea estadounidense de Manta y por haber dado asilo al 'hacker' diplomático Julián Assange. Incluso el canciller Ricardo Patiño afirmó en rueda de prensa que "no es descartable que esa información sea verídica". La teoría de la conspiración ¿Por qué hay gente que cree en las teorías de la conspiración? El profesor Stephan Lewandowsky, un científico cognitivo de la Universidad de Western (Australia), publicó un estudio en el Journal Psychological Science para analizar el tema. Desde la psicología, Lweandowsky piensa que el factor más importante que hace creer a la gente en la teoría de la conspiración es porque les da, paradójicamente, una sensación de control. "La gente odia las coincidencias o cosas aleatorias que pueden destruir sus vidas. Entonces creer en las teorías de la conspiración se convierte en una forma de neutralizar ese miedo terrible a lo aleatorio". Además, asegura que la estructura mental de la persona que cree en las teorías de las conspiración es muy distinta a la de la persona que tiene un raciocinio basado en la evidencia. El que cree en la conspiración no admite una evidencia que atente a su creencia y muchas veces descalifica a la fuente para no ver afectada su forma de relacionar las cosas, dice. Punto de vista Carlos de la Torre. Académico 'Buscan la imagen de redentores' El líder populista no se ve a sí mismo como un político más. Al contrario, se siente llamado por una misión: la redención de su patria. Es por esto que Chávez y Correa, por ejemplo, dicen ser los sucesores de los héroes de la independencia que están llevando a sus patrias a su segunda y verdadera liberación. El líder populista dice enfrentar a enemigos que conspiran con todos los medios a su alcance. Tienen una visión paranoica de la política y construyen enemigos del líder, la patria y del pueblo. La paranoia del líder populista y su afán de verse como un mártir que entrega su vida a una causa moral superior le hacen inventar que sus vidas corren peligro. La paranoia populista puede ser cómica como cuando Abdalá Bucaram en la campaña de 1996 aseguraba que la oligarquía le asesinaría entre las risas del público que disfrutaba de su show en las tarimas. A veces las fabulaciones del magnicidio parecen sacadas de películas de ciencia ficción como cuando Maduro sostiene que la CIA inoculó cáncer a los presidentes de izquierda. Pero por lo general se utiliza la teoría del magnicidio para reescribir la historia. Así, el gobierno de Correa inventó que el 30 de septiembre fue una conspiración de la ultraizquierda con la ultraderecha que buscó el magnicidio. Esta reescritura de la historia absuelve a Correa de cualquier responsabilidad y lo presenta como un mártir y un héroe. La paliza de la Policía a un presidente que cojeaba con muletas se asemeja al suplicio de Cristo cuando caminaba al Calvario. Luego del rescate, Correa se transformó en el redentor. Luego el régimen reescribe la historia silenciando voces disidentes para sostener que de verdad hubo un golpe y que eso prueba que el gobierno es revolucionario de verdad.Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/politica/magnicidio-conspiraciones-Maduro-EvoMorales-CristinaKirchner-RafaelCorrea_0_1001299959.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
